Carga mental de trabajo en la prevención de riesgos laborales

El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) ha publicado un informe donde se destaca la relevancia de las pymes en la prevención de la salud mental. Según el mismo, fomentar una interrelación con otras entidades sociales y sectoriales especializadas, así como con administraciones públicas, puede ser de gran ayuda para crear políticas preventivas.

En el periodo 2021-2022 se llevó a cabo un estudio en la demarcación de Girona para identificar los agentes implicados en la . Los resultados permitieron descubrir el papel de cada uno de estos agentes y los recursos que ofrecen para impulsar y apoyar diversas acciones orientadas a la prevención, especialmente en el ámbito de las pymes.

En el informe se plantea una propuesta para la promoción de la salud mental en las pymes basada en «activos». Esto significa que la utilización de recursos internos de la compañía, como el capital humano o los propios trabajadores, puede ser de gran utilidad para favorecer la promoción de la salud mental.

El objetivo general de este informe es identificar los agentes implicados en el ámbito de la salud mental en la comunidad, describir las funciones de cada uno y los recursos disponibles para impulsar acciones vinculadas a la promoción de la salud. Además, se planteó como objetivo subsidiario la descripción de un marco para la promoción de la salud mental en pymes basado en los recursos existentes en la comunidad.

Concepto de carga mental de trabajo y factores que la determinan

La carga mental es definida por el INSST como «el conjunto de requerimientos mentales, cognitivos o intelectuales a los que se ve sometido el trabajador a lo largo de su jornada laboral», es decir, el nivel de actividad mental necesario para desarrollar el trabajo.

En los últimos años, el trabajo requiere cada vez más tratamiento de información. Como consecuencia de todo ello, el estudio de la carga mental de trabajo adquiere mayor importancia.

La carga que supone la realización de una determinada tarea viene determinada por la relación entre las exigencias de esa tarea y la capacidad de respuesta del individuo que la realiza. Asimismo, presenta una serie de características o aspectos fundamentales, que es necesario tener en cuenta, puesto que definen y dan idea de la complejidad de este concepto. Estos aspectos son los siguientes:

  • En el estudio de la carga mental es necesario tener en cuenta aspectos relacionados con la cantidad de información que la persona tiene que tratar en su puesto de trabajo (aspectos cuantitativos), pero también hay que tener en cuenta la complejidad de la tarea a realizar (aspectos cualitativos). En este sentido, podemos hablar de dos «tipos» de carga mental: la carga mental cuantitativa y la carga mental cualitativa. La sobrecarga o estimulación excesiva hace referencia a las situaciones en las que el trabajador está sometido a más exigencias de las que, en función de sus capacidades, puede satisfacer.
  • La actividad mental puede dar lugar, no solo a situaciones de carga por exceso, sino también por defecto. En función de esto, podemos hablar de sobrecarga mental y de subcarga mental. Tanto la sobrecarga como la subcarga van a tener efectos negativos sobre los trabajadores.

Desde el punto de vista de la carga mental, las exigencias de la tarea están en función, de la información que debe tratarse en el puesto de trabajo, es decir, de la información que el individuo recibe en su puesto de trabajo y a la que debe dar respuesta. Pero, además, estas exigencias van a estar determinadas también por otra serie de factores del entorno de trabajo, como el ambiente físico, factores psicosociales y de la organización del trabajo y, factores relacionados con el diseño del puesto.

Por otro lado, la capacidad de respuesta del trabajador en tareas en las que predomina la actividad mental estará en función de ciertas características individuales y factores extralaborales que pueden estar afectándole en un momento dado.

Las exigencias de la tarea, cuando se trata de trabajos eminentemente mentales o intelectuales, están determinadas por los siguientes factores:

a) Contenido del trabajo. Hace referencia a las exigencias de la tarea propiamente dichas, que dependen fundamentalmente de la información que el trabajador maneja en su puesto de trabajo, información que recibe y a la que debe dar respuesta, este proceso de información, consta, de las siguientes fases:

  • Detección de la información.
  • Identificación, decodificación e interpretación de dicha información.
  • Elaboración de las posibles respuestas y elección de la más adecuada.
  • Emisión de la respuesta.

En función de este proceso de tratamiento al que el cerebro somete la información con la que trabaja, para analizar las exigencias mentales derivadas del contenido de la tarea en un determinado puesto de trabajo, se deberá tener en cuenta:

  • La información recibida: cantidad y calidad de las señales que llegan, dispersión de las señales, diversidad de fuentes de las que proceden esas señales, variabilidad de los canales sensoriales a través de los cuales se perciben, etc.
  • El análisis de dicha información: profundidad de elaboración de la información que se requiere, complejidad de los razonamientos, grado en que hay que recurrir a la memoria para realizar la tarea, etc.
  • La respuesta: rapidez de respuesta exigida, complejidad de dicha respuesta, libertad en la toma de decisiones, número de alternativas entre las que se ha de seleccionar la respuesta, etc.

Además, el contenido del trabajo va a depender también del factor tiempo, cuya incidencia sobre la carga mental hay que considerar desde dos puntos de vista:

  • La cantidad de tiempo de que se dispone para elaborar la respuesta. Relacionado con el ritmo de trabajo. Si se ha de trabajar deprisa el esfuerzo para dar la respuesta adecuada es mayor que si ésta puede ser considerada con más detenimiento.
  • La cantidad de tiempo durante el cual debe mantenerse la atención. Está relacionado con la posibilidad de hacer pausas o con la posibilidad de alternar con otros puestos cuando el trabajo exige un mantenimiento constante de la atención, de manera que sea posible la recuperación de la fatiga.

b) Condiciones ambientales. Las exigencias de la tarea se encuentran determinadas por una serie de factores relacionados con las condiciones ambientales en las que se realiza la tarea, como, por ejemplo: el ruido, las vibraciones, la iluminación, la temperatura, etc. Es necesario contemplar estos factores como determinantes de la carga mental de trabajo, pero fundamentalmente desde un punto de vista ergonómico. Es decir, las condiciones ambientales nos van a interesar no tanto por su posible contribución a la producción de accidentes o enfermedades profesionales, como por la incomodidad y la interferencia que producen en las actividades desarrolladas por los trabajadores. El ruido, las vibraciones, la temperatura, etc., aun cuando se presenten a intensidades bajas, que no van a producir enfermedades profesionales o accidentes de trabajo, pueden generar cierto grado de incomodidad en los trabajadores expuestos, producir distracciones, dificultades de concentración, etc., que hacen que, en ocasiones, estos factores ambientales se conviertan en factores importantes de carga mental.

c) Factores psicosociales y de organización. Factores relacionados con la organización del tiempo de trabajo, como las relaciones laborales, las posibilidades de comunicación, el tipo de liderazgo, el ritmo de trabajo, la duración de la jornada, o el número, la duración y la distribución de las pausas, ejercen una influencia fundamental sobre la carga mental de trabajo. También factores como influyen sobre la carga mental que a un trabajador le puede suponer la realización de su trabajo.

RESOLUCIÓN RELEVANTE

Sentencia del Juzgado de lo Social de Palma de Mallorca n.º 250/2018, de 24 de abril, ECLI:ES:JSO:2018:2619

«En el supuesto examinado se invoca una conducta de acoso por parte de los administradores de ambas entidades, así como por parte de los otros trabajadores, para de ello derivar el incumplimiento, por la empresa, de sus obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales y de tutela de la salud de los trabajadores a efectos de sostener una extinción indemnizada del contrato de trabajo, basada en ese incumplimiento calificado como grave. 

(…)

Con todo, el requisito de la intencionalidad como el de la duración parecen suavizarse en el Derecho comunitario (Directivas 2000/43 del Consejo de 29 de junio de 2000, 2000/78 del Consejo de 27 de noviembre de 2000, 2002/73 del Parlamento Europeo y del Consejo de 23 de septiembre 2002). Así, la duración o reiteración deberá determinarla el intérprete en cada supuesto concreto, y no resulta imprescindible que quienes acosan lo hagan por una intencionalidad u objetivo, es suficiente que los efectos producidos contengan un ataque contra la dignidad de la persona que lo padece o se haya creado un entorno hostil, degradante o humillante. Lo que caracteriza el acoso moral es, sin duda alguna, la sistemática y prolongada presión psicológica que se ejerce sobre una persona (se le ningunea, hostiga, amilana, machaca, fustiga, atemoriza, amedrenta, acobarda, asedia, atosiga, veja, humilla, persigue o arrincona) en el desempeño de su trabajo, tratando de destruir su comunicación con los demás y atacando su dignidad personal con el fin de conseguir que, perturbando su vida laboral, se aleje de la misma provocando su autoexclusión…».

d) Disposición del puesto de trabajo. Factores como la adaptación del mobiliario y del espacio físico, y el grado de comodidad o incomodidad que suponen para el trabajador, influyen sobre las exigencias mentales. Sin embargo, los factores de diseño del puesto que más van a influir sobre la carga mental son todos los que tienen que ver con las formas y soportes de presentación de la información que el trabajador tiene que manejar en su puesto de trabajo.

La forma de presentar la información (por ejemplo, la legibilidad de los documentos, la definición de las pantallas), determina los procesos de detección, discriminación e interpretación de los datos a manejar y, por lo tanto, las exigencias de la tarea.

Respecto a la capacidad de respuesta del individuo, para valorar la carga mental de trabajo, hay que tener en cuenta también al individuo que realiza el trabajo, y en concreto, su capacidad de respuesta. Esta capacidad de respuesta depende tanto de ciertas características individuales del trabajador como de sus condiciones extralaborales. Las personas tenemos una capacidad de respuesta limitada, que está en función de factores como la edad, el estado de salud y fatiga, el aprendizaje, la experiencia, la motivación, el interés por la tarea, etc.

Además, algunas condiciones extralaborales, como la existencia o no de problemas familiares, sociales, enfermedades no relacionadas con el trabajo, tensiones, etc., influyen también sobre la capacidad de respuesta de la persona en un momento dado.

La interacción entre todos estos factores va a tener repercusiones tanto sobre el rendimiento del individuo en el trabajo, como sobre el propio individuo.

Efectos y medidas de prevención de la carga mental en el trabajo

Cuando para realizar una tarea de esfuerzo prolongado al límite de las capacidades de la persona trabajadora, aparece la denominada fatiga mental (disminución de la capacidad física y mental de un individuo, después de haber realizado un trabajo durante un periodo de tiempo determinado). Esta fatiga se traduce en una serie de disfunciones físicas y psíquicas, acompañadas de una sensación subjetiva de fatiga y de una disminución del rendimiento, y puede presentarse a dos niveles diferentes: la fatiga normal o fisiológica y la fatiga crónica.

Las medidas para prevenir la aparición de fatiga mental pasan por facilitar el proceso de tratamiento de la información y organizar procesos y tiempos.

Siguiendo el esquema de tratamiento o procesamiento de la información fijado por el «Documento Divulgativo del INSST: Carga Mental. Año 2019», esas acciones deberán centrarse en:

  • Facilitar el proceso de percepción e interpretación atendiendo a la complejidad de la información a manejar en el puesto de trabajo.
  • Facilitar la realización de la tarea, partiendo del diseño del puesto y sus controles.
  • Organizar el trabajo de manera que se reduzca la probabilidad de aparición de fatiga.
  • Cuando una tarea implica un esfuerzo mental de cierta consideración, implantar tiempos que permitan la recuperación de la persona. (A modo de ejemplo, pausas cortas y frecuentes).
  • Cuando una tarea es monótona y sin contenido, las medidas se centrarán en lograr una mayor participación del trabajador en aspectos relacionados con su trabajo (A modo de ejemplo, posibilidad de elección del método de trabajo).
  • Rotación de puestos, esto supondrá que el trabajador realice tareas distintas, de forma que la carga se distribuya entre varios trabajadores y se incrementa la polivalencia funcional.

CUESTIÓN

¿Cuáles son los pasos a seguir para prevenir la fatiga mental?

A modo orientativo, podemos citar:

– Adaptar la carga de trabajo a las capacidades del trabajador.

– Controlar la cantidad, la calidad y la complejidad de la información a tratar.

– Adecuar los periodos de descanso a la tarea.

– Procurar dotar a las tareas de un nivel de interés creciente.

– Mantener los factores ambientales (ruido, iluminación, temperatura, etc.) dentro de los valores de confort.

¿Cómo se realiza la evaluación de riesgos de la carga mental del trabajo?

El «Documento Divulgativo del INSST: Carga Mental. Año 2019» basa la evaluación de la carga mental en la relación entre las exigencias mentales de la tarea, y la capacidad de respuesta del trabajador, para ello se proponen dos tipos de indicadores, complementarios entre sí:

  • Factores de carga inherentes a la tarea. Desde esta perspectiva, el objetivo es recoger y valorar aquellas exigencias de la tarea que puedan suponer un factor de carga mental para el trabajador. Existen diversos métodos objetivos para valorar factores presentes en el puesto de trabajo que pueden influir sobre la salud de los trabajadores, de manera que pueda determinarse sobre cuál de ellos se debe actuar para mejorar una situación de trabajo.
  • Incidencias sobre el individuo. Por otro lado, puesto que la carga mental de trabajo depende tanto de las demandas de la tarea como de las características del individuo que la realiza, para poder hacer una valoración más precisa es necesario recoger también datos sobre los efectos o reacciones del individuo frente a una carga mental inadecuada, a través de medidas o indicadores de las alteraciones fisiológicas, psicológicas y del comportamiento resultantes de la fatiga mental.

A TENER EN CUENTA. Ninguno de estos indicadores es válido por sí sólo para evaluar la carga mental. Será necesario utilizar varias de estas medidas de forma complementaria, junto con los datos de exigencias de la tarea recogidos con alguno de los métodos o técnicas establecidos en la organización.

Sobre los indicadores anteriores, la evaluación de la carga mental puede realizarse desde diferentes perspectivas complementarias entre sí:

a) Evaluación de las alteraciones fisiológicas. Utilizando como indicadores de fatiga mental: la variación de índices de actividad cardíaca, ocular, muscular, cortical o cerebral, respiratoria, actividad eléctrica de la piel, y actividad neuroendocrina.

b) Evaluación de las alteraciones psicológicas. Mediante cuestionarios, test psicológicos o entrevistas que indiquen la sensación subjetiva de fatiga

c) Evaluación del comportamiento. Por ejemplo:

– Observando, a lo largo de la jornada, las variaciones en determinados indicadores de rendimiento (o disminución de este) del trabajador.

– A través del estudio de cambios en los métodos operacionales para adaptarse a la situación de fatiga mental.

 

Fuente: Iberley

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